A plena luz del dia, cerca de las 8:30 de la mañana del miércoles, Eduardo comenzaba su dia laboral como cualquier otro. Pero la «tranquilidad» de repente se vio cortada por un supuesto allanamiento.

Las imágenes son más que elocuentes: dos autos no identificables, varios «policías» y un ataque más de delincuentes en un territorio hostigado por los robos de todo tipo.

Eduardo se defendió como pudo, se trenzó en lucha con los malvivientes y logró ponerlos en fuga. Sólo le quedaron las marcas de los «cañazos» que recibió  la sensación horrible que en Moreno, nadie los cuida.

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